Don Quijote padre inspirador de otros Quijotes por Washington Daniel Gorosito Pérez
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| Candido Portinari |
En este artículo
se mencionarán una serie de obras literarias cuya inspiración fue la obra de
Miguel de Cervantes Saavedra, “Don Quijote de la Mancha”.
Don Quijote de
la Mancha, no es únicamente la obra máxima de Miguel de Cervantes y de las
letras en español, es la pionera de la novela moderna, razón por la cual, no
debe resultar asombroso ni extraño que escritores de todas las épocas y
latitudes fueron y seguirán siendo seducidos por la novela.
Uno de esos
seducidos es el periodista español Antonio Muñoz Molina, autor del ensayo “El
verano de Cervantes”, mitad memorias lectoras, mitad reflexión sobre el arte de
escribir y cómo la obra de Miguel de Cervantes ha dejado su impronta en otros
importantes escritores. Este es uno de los Quijotes inspirados en la obra del
“manco de Lepanto”.
Dice el autor:
“El Quijote lo he leído varias veces. Tanta sabiduría sobre la vida, tanta
hondura y tanta guasa, tanta tristeza de fondo, según avanza el libro., cuando
a Don Quijote parece que le transmite el cansancio de la edad de su autor. Hay
un momento que estremece en la segunda parte, después de una nueva aventura
frustrada, cuando dice Don Quijote: “Yo ya no puedo más”.
Como en el siglo
XVI surgió el denominado “Quijote de Avellaneda”, hay a lo largo del tiempo
otros autores que han proseguido en su obra con los personajes generados por
Cervantes. Dice la Real Academia Española sobre dicha obra:
“A mediados de
1614 y con la intención transparente de darle en la cabeza a Cervantes, salió a
la arena el segundo tomo del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, que
contiene su tercera salida y es la quinta parte de sus aventuras., ese libro
que hoy conocemos como “El Quijote de Avellaneda”.
“Y es que su
autor tuvo a bien, y para mal, embozarse tras el nombre de Alonso Fernández de
Avellaneda para gozo, congoja y desesperación de los muchos que han malgastado
sus horas y su mollera en discernir quien fue el tal, cuando en realidad,
tenemos ya el libro que dejó escrito con su no poco de inteligencia y su mucho
de mala baba”.
Uno de ellos fue
el vasco Miguel de Unamuno, en su obra titulada: Vida de Don Quijote y Sancho,
reproduce la obra de Cervantes con un narrador que interfiere en lo que se está
contando.
Dice Unamuno en
el final del prólogo de su obra desde. “El destierro en Hendaya, en mi nativo
País Vasco, y en la frontera misma de mi España, mayo de 1928:
“No creo deber
alargarme más aquí, en este sencillo prólogo, a exponer una doctrina que tanta
veces he expuesto respecto a la realidad histórica, tanto más cuanto que preparo
una obra sobre el quijotismo, en que me esforzaré por esclarecer la diferencia
entre el estar, ser y existir. Y como Don Quijote y Sancho son, no es solo que
lo fueron, tan independientes de la ficción poética de Cervantes como lo es de
la mía aquel Augusto Pérez de mi novela Niebla. Al que creí haber dado vida
para darle después muerte, contra lo que él, con razón protestaba”.
El periodista,
filósofo y escritor inglés G.K.Chesterton, escribió en 1926 su última novela, “El regreso de Don
Quijote”, obra en la que el denominado quijotismo, era representado por un
profesor que, luego de realizar la interpretación teatral del personaje, nunca
volverá a salir de él. Es uno de los homenajes más hermosos que se haya rendido
al Quijote y a Cervantes.
La crítica ha
llamado “quijotesco”, al periodo que culmina el autor inglés con esta novela.
En su obra G.K. Chesterton defiende la cordura del caballero contra la locura
del mundo que aceptamos por canónico. En la novela se dan cita buena parte de
los temas políticos que preocupaban al autor por aquellas fechas, a la vez que
se procura dar un correcto entendimiento del mito quijotesco.
El escritor
español Andrés Trapiello, escribirá: “Al morir Don Quijote”, imaginando en su
obra al morir Don Quijote que pasó con los demás personajes que integraban la
novela.
Tras la muerte
del ingenioso hidalgo, Trapiello imagina lo que fue para sus familiares y
amigos hacerse cargo de la partida de Alonso Quijano, al otro mundo. Historias
de amores secretos, vericuetos y vanidades soterradas, fidelidades acrisoladas,
herencias mal pagadas y debidas. En cada personaje, Trapiello, personaliza su
elegía ante la triste figura del caballero andante y muestra el cambio que su
vida dio al paso de Don Quijote.
Mientras que el
escritor indio- británico, Salman Rushdie, en su obra “Quijote”, utiliza la
novela original para creativamente realizar un viaje por los Estados Unidos
contemporáneos, de la mano de un escritor de novelas de espías. Rushdie
actualiza al Quijote para la era digital.
El protagonista
de la obra es Sam DuChamp, un escritor mediocre que convierte a Alonso Quijano
en un vendedor obsesionado con la telerrealidad. Ama platónicamente a una de
sus estrellas de la misma forma que el auténtico Don Quijote bebía los vientos
por Dulcinea. En “Quijote”, el autor muestra la atmósfera absurda y banal de
nuestro tiempo.
Una escritora
española, radicada en los Estados Unidos, Marina Perezagua, también se inspira
en el Quijote y crea “Don Quijote en Manhattan”, llevando al caballero y su fiel
escudero a la gran manzana, Nueva York. Una novela con tono humorístico y una
aguda crítica a la sociedad estadounidense.
Dice la crítica.
“Conmueve este Don Quijote”. La obra de Marina Perezagua demuestra que su
lectura del el Quijote es interpretativa, no vil servilismo o imitación sino
una manera de enfrentarse al mundo contemporáneo y decir que todavía hay un
camino que se puede conseguir, que leamos el Quijote para alcanzarlo (como
Erasmo proponía con la Biblia), aunque hoy “derribados estamos, más no
destruidos”.
Recordemos
cuando el dinamarqués, poeta, filósofo y padre del existencialismo, Soren
Kierkegaard afirmó que sería conveniente crear un equivalente femenino de Don
Quijote. El español Ortega y Gasset contestó que ya existía: Emma Bovary, un “Quijote
con faldas”.

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