Las hilanderas del tiempo: Tejiendo días con hilos de luz por Javier Claure C.
(Estocolmo) Javier Claure C.
El Día Internacional de la Mujer es una jornada que late con
el pulso de miles de historias, de luchas y de lágrimas. Es un día que nos
recuerda que la igualdad no es un regalo, sino una batalla que se libra todos
los días y en todos los rincones del mundo. Por lo tanto, debemos volver la
mirada hacia atrás, celebrar lo que se ha logrado. Y, al mismo tiempo,
proyectar la vista hacia adelante para reclamar con firmeza lo que aún falta
por alcanzar.
La historia de este día está escrita con sangre y fuego. En
1857, en Nueva York, las costureras de una fábrica textil alzaron la voz para
exigir un salario digno y una jornada laboral humana. Pedían reducir las horas
de trabajo de 16 a 10 horas. Pero el sistema, cruel e implacable, respondió con
violencia. Un incendio acabó con la vida de 146 mujeres, convirtiéndolas en
mártires de una causa que aún no termina. Aquel fuego no solo quemó cuerpos,
pensamientos y sueños, sino también encendió una llama que hoy sigue ardiendo
en el corazón de quienes luchan por la justicia. Años más tarde, en 1867, las
planchadoras de cuellos de otra fábrica neoyorquina fundaron un sindicato como
un acto de rebeldía. Entendieron que juntas eran más fuertes. Así, con hilos y
agujas, con planchas y sudor, comenzaron a tejer una red de resistencia que se
extendería por el mundo.
Durante la Revolución Francesa, las parisinas marcharon
hacia Versalles exigiendo «Libertad, Igualdad y Fraternidad». Y en 1917 las
obreras textiles de San Petersburgo salieron a las calles para reclamar el pan.
Las mujeres siempre han jugado un papel importante en la
sociedad, y son el pilar de la humanidad. Sin embargo, en el pasado tuvieron
muchas dificultades para desarrollar sus capacidades debido a las élites
retrógradas que se sentían amenazadas. Simplemente no les daban espacio. Todas
las sociedades del mundo, en mayor o menor grado, están marcadas por el
machismo y el patriarcado. Pero a pesar de estos atropellos y prejuicios, también
es cierto que el mundo ha cambiado. Muchas mujeres son independientes y no
necesitan de nadie para sobrevivir. Han conquistado espacios en la política, en
la ciencia, en la cultura, en el deporte, en la economía y en muchas otras
actividades de la sociedad. Han redefinido el amor, la familia y el trabajo.
Han demostrado que no necesitan ser el satélite de ningún sol porque brillan
con luz propia.
Una vez escuché por la radio que una mujer decía
refiriéndose al 8 de marzo: «ni florecitas ni bombones, queremos justicia». En
otras palabras, el Día Internacional de la Mujer, es un día para exigir cambios
radicales en favor de las mujeres. Ellas son el pasado, el presente y el
futuro. Y su lucha es la lucha de todos.
¡Viva el 8 de marzo!
¡Vivan todas las mujeres del mundo!
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