Rostros y paisajes Nobel pintados con luces por Javier Claure C.
(Estocolmo) Javier Claure C.
El mes de diciembre de cada año en Estocolmo, cuando
la brisa invernal lleva consigo murmullos de genialidad, se vive una semana que
trasciende el tiempo: la semana Nobel. Son días en que la humanidad se detiene
a rendir homenaje a las mentes más brillantes del mundo que desafiaron lo
imposible con sus ideas y pensamientos. La ciudad se convierte en un escenario
donde la ciencia, la literatura y la paz se encuentran bajo un mismo cielo,
creando así una sinfonía de palabras y miradas hacia el futuro. Los últimos
días de esta suntuosa actividad Nobel, siempre imbuida de solemnidad y
admiración, invita a reflexionar sobre los logros que despiertan la curiosidad.
En la ciudad vieja, en el barrio de Kungsholmen, a orillas del lago Mälaren se
levanta, como un cisne abriendo las alas, el Ayuntamiento de Estocolmo. Una
hermosa obra arquitectónica diseñada por el famoso arquitecto Ragnar Östberg. Y
que empezó a construirse en 1911.
En la planta baja, el Banquete Nobel se celebra en
la majestuosa Sala Azul, un vasto espacio de 1.500 metros cuadrados y 22 metros
de altura adornado con arcadas. En el nivel superior, la Fiesta de Gala,
posterior a la cena, tiene lugar en el resplandeciente Salón Dorado, cuyas
paredes están revestidas con 18 millones de diminutos mosaicos de cristal y oro
auténtico de 23,5 quilates, creando un ambiente que recuerda a un palacio de
Las Mil y Una Noches, o a un pequeño castillo decorado con arte bizantino.
El Festival de Luces fue un homenaje a las mujeres
que han realizado contribuciones innovadoras. Desde que se creó el Premio Nobel
en 1901, 66 mujeres han sido laureadas con el premio más famoso del mundo.
Marie Skłodowska-Curie fue la primera mujer galardonada con el Premio Nobel de
Física en 1903. Y en 1911 recibió el Premio Nobel de Química. Solo para citar
un puñado; otras mujeres que recibieron el Premio Nobel: Gabriela Mistral,
Selma Lagerlöf, Rigoberta Menchú, Wislawa Szymborska, Malala Yousafzai, Tawakul
Karman, Leymah Gbowee, Ellen Johnson Sirleaf, etc.
A lo largo de la historia, las mujeres desafiaron
las sombras de la ignorancia y de la discriminación, iluminando el camino con
una sabuduría incansable en busca de la verdad.
Con su talento, esfuerzo y dedicación, han dejado
una huella indeleble en la historia, demostrando que la pasión y la
perseverancia pueden transformar el mundo. Ellas son ejemplos para otras
mujeres, y mostraron que no hay límites para lo que se puede lograr cuando se
persigue un sueño con determinación y coraje. Así, el legado de estas mujeres
se entrelaza con el de tantas otras que, en silencio o en estrépito, han
contribuido a la construcción de un mundo más justo, más sabio y más humano.
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