Familia de Onetti lega al Cervantes "Tesoros" del creador de Santa María por Washington Daniel Gorosito Pérez
tapa del libro Novelas de Santa María de Juan Carlos Onetti - Editorial del Nuevo Extremo |
Juan Carlos Onetti foto: Index Fototeca |
(México, D.F.) Washington Daniel Gorosito Pérez
En Madrid, sede del
Instituto Cervantes, en su Caja de las Letras, número 1408 de la antigua cámara
acorazada, éste recibió días pasados un prolífico legado de un escritor que es
considerado un imprescindible de las letras hispanoamericanas, el uruguayo Juan
Carlos Onetti (1º-7-1909, Montevideo, Uruguay;
30-5-1994, Madrid, España).
Entre esos “tesoros”
se encuentran: libros, cartas, textos manuscritos, un telegrama, artículos y
ediciones de obras de distintas épocas en varias lenguas, símbolo de la
universalidad de Onetti.
En el acto
estuvieron presentes Luis García Montero, director del Instituto
Cervantes; Dolly Onetti, música y viuda
del escritor; Pilar Reyes, directora en la división literaria del Grupo
Editorial Penguin Random House y la periodista Hortensia Campanella, directora
de la Fundación Mario Benedetti, y editora de las obras completas de Juan
Carlos Onetti.
El legado de la
familia de Onetti, que detalló Campanella en el evento, ha consistido en
traducciones al chino de las novelas La vida breve y El astillero y la
traducción al griego de la novela corta El Pozo.
Están presentes
entre los documento entregados el texto para un telegrama dirigido a Luis
Alberti en el que le deseaba que recibiese el Premio Cervantes, cartas al
escritor uruguayo Hugo Fontana, a su traductor el italiano Enrico Cicogna y a
su suegra, a quien le reprocha con humor que nunca le dijo: “que Dolly no sabía
cocinar”, a su gran amigo el dramaturgo Carlos Maggi o al periodista uruguayo
Hugo Alfaro (que va acompañada del poema Balada del ausente, segundo y último
poema de Onetti).
También entre esos
“tesoros” legados por la familia del escritor uruguayo, se incluye el artículo
Hijo y padre de la selva, sobre la obra de Horacio Quiroga, en el que, al
contrario de lo que era habitual, Onetti no escatima sus elogios hacia el
cuentista oriental.
Mientras que el
Instituto Cervantes ha cedido las obras Juntacadáveres, Tiempo de abrazar
(novela inconclusa), Las máscaras del amor, El astillero y un número de la
revista Cuadernos Hispanoamericanos dedicada a Onetti, revista que el propio
autor calificaba cariñosamente como “el ladrillo”, por su extensión y que lo
situó “como figura de referencia para los escritores que representaban la
dinámica de la literatura española”, según el director del Instituto Cervantes,
García Montero.
El director del
Cervantes explicó que Onetti se instaló en España a mediados de los años 70,
según explicó García Montero: “Su actitud política lo llevó a enfrentamientos
con las autoridades uruguayas y España tuvo la suerte de que se instalara aquí,
donde enseguida se reconoció su mérito: fue un referente porque representó la
verdadera apuesta por la vocación literaria”.
Onetti fue precursor
de la gran novela latinoamericana, nos enseñó, según palabras de García Montero
, “un camino a seguir , su manera de unir las lecciones del existencialismo en
un mundo excesivamente narcisista, volcado en las apariencias de la vida feliz,
ayudándonos a comprender a todos la ternura que existe en los naufragios de la
vida cotidiana”.
Mientras que Pilar
Reyes, manifestó que Onetti que recibió el Premio Cervantes en 1981, “es un
autor absolutamente moderno” y explicó que cuando Juan Cruz publicó en Alfaguara
la última novela de Onetti en 1993, “ese libro se convirtió en una bandera
editorial que tenía mucho que ver con el espíritu de Onetti: nacía la idea de
que cada vez más proyectos editoriales pudieran circular en los dos lado del
Atlántico, Onetti significaba eso desde su casa de Madrid”.
Posteriormente, su
viuda, Dolly Onetti, confesaba que su marido “podía vivir en una cama con un
libro, el resto del mundo no existía”. Y confesó que a “Juan le gustaría mucho
saber que sus originales están al lado de otros grandes escritores como García
Márquez o Mario Benedetti”, tal y como sucede en la Caja de las Letras.
Una vez terminada
la ceremonia del legado, se realizó un coloquio en el que participaron el
escritor Antonio Muñoz Molina y Hortensia Campanella. Muñoz Molina explicó que
había hecho recientemente una relectura en profundidad de la obra de Onetti, un
escritor con el que tiene una afinidad especial desde la juventud y que lo ha acompañado en gran parte de su
vida, incluso durante el servicio militar.
“Onetti es un
escritor con el que se establece una relación muy particular, muy distinta a la
de casi cualquier otro. Hay escritores que parecen que te hablan desde el
púlpito; él parecía que te hablaba en voz baja, resaltó el autor andaluz
refiriéndose a la complicidad que como lector siente por el escritor uruguayo.
Mientras que para
el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero: “Onetti es uno de los
grandes de nuestras letras y no necesita este honor, pero instituciones como el
Instituto Cervantes, sí”.
Como corolario,
humildemente comparto un poema de mi autoría en homenaje a ese uruguayo,
creador de Santa María:
SANTA MARÍA DE
ONETTI
“Por eso fabriqué Santa María
fruto
de la nostalgia de mi ciudad”.
Juan Carlos Onetti
Ficción dentro de
la ficción.
Un sauce se arquea
para beber en el río
de aguas café..
Santa María.
Inmune al desgaste
de las horas y los
elementos.
Santa María.
Inventario del
olvido
a lo largo de la
costa.
Santa María.
Intrincado mundo
interior
cubierto de
tinieblas
blanquicientas cual
espuma.
Santa María,
mirada fija y
circular,
el cuerpo ante un
espejo
reflejando
vergüenzas
e infamias
olvidadas,
que son gotas de
vida.
Santa María,
el silencio
sobrevive a las palabras,
la muerte de la
noche
te hace dormir.
Adiós al insomnio.
Santa María,
surgen riachuelos
de estrellas
que caen sobre el
astillero
y el “Dios Brausen”
desde su ventana
ve difuminarse la
ciudad.
Washington Daniel Gorosito Pérez es un escritor y periodista de origen uruguayo radicado en México
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