Crónica de una velada literaria en la Biblioteca de Rinkeby Por Javier Claure C.
(Estocolmo) Javier Claure C.
El momento culminante llegó cuando una alumna mostró
al público una caricatura de Jon Fosse. El dibujo capturó la esencia del
escritor: su mirada perspicaz, su barba y su humildad. El propio Fosse, en
medio de aplausos sorprendido y agradecido, recibió el folleto y la caricatura
con una sonrisa modesta que reflejaba su aprecio por el gesto. Y añadió: «Esto
es una experiencia conmovedora para mí». Este acto de entrega simbolizó no solo
la admiración por el escritor, sino también el reconocimiento, por parte de los
estudiantes, hacia alguien que había dejado una marca imborrable en sus
corazones después de haber leído textos de la obra de Fosse.
«Escribe muy bien. Realmente me dio pena por Alida y
Asle», dijo Faiza Hossain. Y Selma Ben Haj añadió: «Alida tenía sólo 17 años
cuando quedó embarazada y nadie quería ayudarlos» haciendo alusión a su libro
«Insomnio». Jon Fosse escribe en un noruego especial. Es decir, una lengua
minoritaria en Noruega, de la que es un gran defensor. Aproximadamente entre el
10 y el 12 por ciento de la población de Noruega percibe como su lengua
escrita. Por eso, muchos lo consideran como un héroe nacional.
Suecia, a pesar de su predominancia lingüística
sueca, alberga una serie de lenguas minoritarias que reflejan la diversidad
cultural y étnica de su población. Estas lenguas minoritarias no sólo
enriquecen el panorama lingüístico de Suecia, sino que también reflejan el
constante cambio demográfico y cultural del país. La coexistencia de estas
lenguas resalta la importancia de preservar la diversidad y fomentar el respeto
por las diferentes identidades culturales y lingüísticas que forman parte
integral de la sociedad sueca contemporánea.
Haciendo referencia a las lenguas minoritarias
Abdisalan Ifaat de Somalia dijo al respecto: «Comprendo el deseo de expresarse
en el idioma que uno percibe como propio, y con el que uno se siente más
cómodo. Para mí el somalí está cerca de mi corazón, porque es el idioma que me
hace sentir en casa». «El amazig es mi idioma materno y es un idioma con mucha
cultura. Muchas personas nunca han escuchado hablar de este idioma. Pertenezco
al pueblo originario berebere. Fuimos colonizados en África del Norte. Cuando hablo mi lengua me
siento única y especial. Quizá es un idioma que no habla mucha gente, pero
significa mucho para mí. El idioma es todo», dijo Nelly Yassin. Y Abbas Ibrahim
continuó: «El árabe es importante. El Corán está escrito en el idioma árabe. En
árabe se utilizan muchas palabras de respeto».
En un lugar de la Biblioteca entre estantes repletos
de libros, diversidad y murmullos, emergía una figura tranquila, pero
magnética: Jon Fosse, el laureado escritor, se encontraba entre los estudiantes
tomando té con masitas de diferentes países, conversando y respondiendo
apasionadamente a las preguntas. Se espera que los premios Nobel asistan a
todas las actividades realizadas por el Comité Nobel de la Academia Sueca. Sin
embargo, Fosse sólo ha participado en las actividades Nobel absolutamente
necesarias. Ha rechazado categóricamente entrevistas y conferencias de prensa,
lo cual ha generado una ola de reacciones en los medios de comunicación. En un
mundo donde la interacción con los autores es casi tan importante, como sus
propias obras, la decisión del laureado autor de mantenerse en las sombras ha
resultado desconcertante para muchos. En este contexto, los periodistas, ávidos
de descifrar el enigma y la reticencia que rodean a Fosse, han expresado su
sorpresa. Su actitud negativa de participar en los rituales mediáticos ha
reforzado la imagen de un autor que elige dejar que sus palabras en papel
hablen por él. Haciendo alusión a su silencio frente a la prensa mundial, ha
dicho: «Las reuniones sociales numerosas no me dan ninguna alegría». Cabe,
entonces, señalar que a pesar de su reputación de evitar entrevistas y
conferencias de prensa, Fosse se sumó con gracia y apertura al evento
organizado por los estudiantes de Rinkeby y Tensta bajo la dirección de Gunilla
Lundgren. Si bien el enigma persiste en su relación con la prensa convencional,
su voluntad de participar de manera entusiasta en el agasajo de la Biblioteca
de Rinkeby, es, sin duda alguna, un gesto que ha destacado su compromiso con la
diversa comunidad juvenil. Este capítulo de la vida de Fosse es un recordatorio
de que, detrás de la pluma, existe un ser humano complejo y generoso que, en
medio del silencio literario, encuentra maneras sorprendentes de compartir su
arte y su humanidad.
Comentarios
Publicar un comentario
publique un comentario a esta nota