Gaspar de la Noche en el cuarto del búho por Javier Claure C.
Javier Claure C. (Festival Cultural Nocturno, Korpilombolo 2022) |
Concierto en la Iglesia de Korpilombolo |
(Estocolmo) Javier Claure C.
El Festival Cultural Nocturno de Korpilombolo se llevó a cabo, el mes de diciembre del año pasado, bajo el auspicio de la Asociación Cultural Korpilombolo y diferentes organizaciones culturales. Un intenso programa entre conferencias, talleres de escritura, películas, poesía, fotografías, conciertos, bailes, libros, teatro, música y exposiciones de cuadros fueron expuestos al público. Las conferencias se realizaron en sueco y en “meänkieli”, un idioma muy parecido al finlandés. Todo comenzó hace 18 años cuando Julián Vásquez Lopera, escritor colombiano y ex docente de la Universidad de Estocolmo y de Lund, investigaba sobre la obra del poeta colombiano León de Greiff de ascendencia sueca. Entonces se le vino a la cabeza la idea de hacer una conexión simbólica entre Korpilombolo y Bolombolo. Es así que fundó, junto a las hermanas Nylund y otras personalidades detacadas en el ámbito de la cultura, el Festival Cultural Nocturno de Korpilombolo.
Las hermanas Nylund: Karin, Linnea y Märta |
Korpilombolo es un pueblo situado en la
frontera con Finlandia y pertenece a la comuna de Pajala. En este pueblo viven
alrededor de 500 personas. Hay dos hoteles, el “Hotel Bolombolo del Cauca” y el
“Polar Center”. Según el Instituto Sueco de Meteorología e Hidrología (SMHI),
la temperatura, en este sector, puede llegar hasta -30 grados en invierno. En
esta época todo el pueblo está cubierto con un manto blanco de nieve. Y en las
noches entre la nieve, el frío, la quietud de sus hermosos paisajes y el
silencio del pueblo, se llevaron a cabo las actividades del festival en diferentes
locales. La mayoría de la gente camina, bien abrigada, de un local a otro.
Muchas personas utilizan trineos para desplazarse. Y las noches del festival
resultaron ser una fiesta cultural en todo el sentido de la palabra. En esta
parte de Suecia, en los meses de invierno, ocurre un fenómeno climático que se
llama “la noche polar”. Esto quiere decir que el sol no sale en el horizonte
hasta finales de enero. Linnea Nylund, presidenta de la Asociación de
Korpilombolo, cuenta por qué escogieron la noche para realizar el festival: «En verano también
están presentes las noches. Pero no es tan expresiva como lo es ahora que
podemos caminar con tranquilidad en medio de la oscuridad, el frío y mientras
cae la nieve»
Parque León de Greiff |
Cuando el sol cambia de rumbo y se va a otra parte del mundo, aparece la
noche, la oscuridad, el silencio, la tranquilidad, el miedo, el jolgorio y la
inseguridad. La luna y las estrellas son testigos de secretos, de andanzas y de
nobles sentimientos, pero también de momentos difíciles, de tragedia y de
guerras que se vienen dando en este mundo ciego, sordo y mudo.
Gran parte de nuestra vida la pasamos
de noche y abandonamos el mundo y todas sus combinaciones de ajetreo. Es
entonces cuando pasamos al reino del misterio y de la contemplación de los
astros. Soñamos en la noche y podemos desplazarnos hacia lugares jamás
imaginados. La noche inspira a la poesía, a la literatura, al cine y la luz de
la luna abre un sendero para la reflexión.
¿Qué tiene que ver Korpilombolo con
Bolombolo del Cauca? Pues es una historia apasionante la que une a Bolombolo,
una aldea tropical situada a las orillas del Río Cauca (Colombia) y a
Korpilombolo, otra aldea situada cerca del círculo polar ártico, en donde las
noches son largas y los días muy cortos en invierno.
Carl Sigismund von Greiff y su esposa Lovisa Petronella Faxe, bisabuelos de
León de Greiff, habían partido de Malmö (Suecia) a Medellín (Colombia) el año
1825 en busca de mejores condiciones de vida. Su propósito: explotar alguna
mina de oro en la provincia de Antioquia. La joven pareja nunca más
volvió a Suecia. León de Greiff nació en Medellín en 1895 y murió en Bogotá el
año 1976. Es considerado como uno de los poetas más importantes del siglo XX en
Colombia. Su obra está compuesta, entre otras cosas, por “yoes” autobiográficos
bien camuflados. Es decir, distintos personajes que con el transcurso del
tiempo tomaron diferentes rumbos. Podemos citar, por ejemplo, a Bogislao von
Griffus, Matías Aldecoa, Leo de Gris y Gaspar de la Noche siendo quizá el más
notable.
La historia cuenta que León de Greiff
era “grafómano” y noctámbulo por excelencia. Probablemente en las nebulosidades
de la noche se apoderó de un personaje, al cual lo llamó Gaspar de la Noche.
Quizá escogió ese nombre para homenajear al escritor francés Aloysius Bertrand
(1807-1841) y a su personaje “Gaspar de la Nuit”. Y, en consecuencia, el Gaspar
“greiffiano” empieza a tomar cuerpo. En ese devenir de la vida, cuando León de
Greiff tenía tan solo 21 años, comienza a trabajar como contador en el Banco
Central de Bogotá. En la capital colombiana solía reunirse con los poetas de la
época, y era apreciado por la bohemia bogotana, pero ignorado por el ciudadano
común y corriente. En 1926 ocurre algo crucial en su vida, se cansa del
ambiente bogotano y se va a vivir a Bolombolo, un pueblo tropical. Allí
consigue trabajo como administrador de obras del Ferrocarril de Antioquia. Este
hecho lo bautizó como una “fuga rimbaldiana”, haciendo alusión al poeta francés
Arthur Rimbaud.
León de Greiff había creado tres
personajes: Matías Aldecoa, Leo De Gris y Gaspar de la Noche. Pero, según los
entendidos en la obra “greffiana”, cuando viajaba Bolombolo hizo algunos
cambios. Matías Aldecoa y Leo de Gris fueron a parar a Bolombolo, mientras que
Gaspar de la Noche huye a Korpilombolo y se refugia en el exilio poético. En la
zona polar de Suecia y frontera con Finlandia, Gaspar de la Noche vive los
inviernos en completa soledad en medio de la nieve, bosques, árboles, casas
abandonadas, canaletas, lagos, renos y trineos. Así transcurre su caminata
semana tras semana, mes tras mes y año tras año. Mientras que en verano se
viste con trajes tropicales y camina con sombrero y su bastón.
León de Greiff llegó por primera vez a
Suecia en 1958 para participar como delegado colombiano en el Congreso
Internacional de la Paz. Y un año más tarde fue nombrado primer secretario de
la Embajada de Colombia en Suecia. Entonces, crea un nuevo personaje llamado
“Fabulador Paradislero”. Este sujeto viaja a Korpilombolo para buscar a Gaspar
de la Noche. Recorre por todo el pueblo entre la nieve y chiflones helados,
hasta que finalmente encuentra a Gaspar de la Noche momificado y congelado. Lo
lleva, en un cubo cubierto con hielo, a la residencia de León de Greiff en
Estocolmo y lo mete en el “cuarto del búho”, donde se encontraban libros,
manuscritos, calendarios, apuntes y la máquina de escribir del ilustre poeta.
Entre las cuatro paredes de ese cuarto, le hacen una autopsia revertida a
Gaspar. Y despierta enfurecido echando fuego por la boca. Primero porque lo
despertaron, y segundo porque lo trasladaron a otro sitio muy diferente al que
estaba acostumbrado. De repente surgió la pregunta ¿A qué se dedicaba Gaspar de
la Noche en Korpilombolo? Pues vivía a la intemperie enfrentando los cambios
climáticos polares. Sin embargo, vivía feliz y a sus anchas fumando una
cachimba con tabaco de aroma achocolatado. Gaspar se arma de coraje para
enfrentar las críticas y opiniones de sus interlocutores. Y les contesta:
«Desde luego que llevo una existencia alejada del
mundo y filosofando conmigo mismo. Debo aclararles que en Korpilombolo jamás
estuve convertido en cubo de hielo. Alguien del grupo tuvo la mala intención de
propagar ese chisme».
Del poemario “Réquiem por un mundo
desfallecido”
Autor: Javier Claure Covarrubias
La
Noche
La noche abortó cuatro estrellas
delante de un hospital
y respiraba como una serpiente recién nacida
para dar paso a lo invisible
en el útero partido por el mismo arcángel
la noche con sus quejas, sus duendes
y su titilar en la última trinchera
La noche trenzada con hilo de tarántula
repitiendo incansablemente su nombre
clavado a las cuatro estaciones del año
la noche que lame con su espátula rugosa
letreros, calaminas, semáforos
y cosas que incumben a la propia oscuridad
atrapadas en bateas por hechiceros
La noche fugitiva que lloriquea
por no haber conseguido la paz
y se come las uñas de bruja
la noche cobarde de Obama y sus halcones
dignos de cortar los meses con alfileres
con “bombardeos humanitarios”
y sus aviones no tripulados
La noche rebelde
que se apodera de los combustibles
para quitarle lucro al forastero
la noche que se despoja
de su esclavitud
de sus cadenas
y de sus tabúes
La noche prostitutas que se ama a sí misma
y se revuelca bajo un sombrero
el jueves llovió noche
el domingo lloverá noche
no precisamente porque se excita de sudor
sino porque los días mueren de angustia
como mariposas empotradas en cemento fresco
La noche tuerta
que escupe bronce hirviendo
a los que han pagado con mala moneda
creando una regla de tres cruces
la noche que en sus hombros carga
a jinetes y a criminales
con el puño extraviado en las tinieblas
La noche con su velo rasgado
agazapada a los durmientes
desde donde gotea cubos sobre el asfalto
la noche, un pájaro en llamas con las alas abiertas
emitiendo juramentos
diez mil silbidos de advertencia
y furiosa resbala por los postes
La noche alrededor del poeta Jaime Sáenz
donde se duerme y no se duerme
adversidad que habita en los toneles de alcohol
la noche con sus relojes
su desenfrenado proceder
y sus cristales alumbrando los campos
por donde pasa la noche de puntillas.
© Javier Claure C.
Estocolmo
Texto y fotografías: Javier Claure C.
Javier Claure C. es un escritor y periodista cultural, autor de varios libros, nacido en Oruro (Bolivia) radicado en Suecia
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