La agonía del poeta desahuciado en el poema "José" de Carlos Drummond de Andrade por Márcia Batista Ramos
Carlos Drummond de Andrade (1902 – 1987), autor del poema “José” que fue publicado originalmente en 1942, en la “Coletânea Poesias”, fue un gran poeta, uno de los representantes del modernismo brasileño. Una de las características del autor es escribir en lenguaje popular, junto a un lenguaje culto y formal, presentar escenarios cotidianos y no obedecer a un padrón métrico en los versos libres. La obra de Carlos Drummond de Andrade influenció en la renovación de la poesía brasileña, y está considerado como uno de los principales poetas contemporáneos brasileños.
El poema “José”,
es un poema icónico que fue interpretado desde diferentes miradas por muchos
estudiosos de la poesía de Carlos Drummond de Andrade, sin embargo, para mí, expone
la angustia del individuo en el final de su vida. Asimismo, hace una profunda
reflexión sobre el sentimiento de soledad y desánimo que experimenta el
individuo frente a su propia muerte, al tiempo que refleja la desesperanza de
aquellos que están perdidos, desilusionados, sin dirección ante el insoslayable
fin. Me explico, porque sé que no todo texto literario refleja un contexto
social o es resultado del mismo, tampoco refleja la vida personal del autor, porque
la literatura ni siempre es un bosquejo de la realidad.
En el poema
“José” el autor presenta seis estrofas, cargado de ironía y sutilezas que
reflejan la amargura de un ente colectivo para la mayor parte de los
estudiosos, para mí, se trata de sentimientos conflictuados de un ser
individual, plenamente identificable.
Primera estrofa:
“¿Y ahora, José? / La fiesta acabó, /la luz apagó, /la
gente sumió, /la noche enfrió, / ¿y ahora, José? / ¿y ahora, tú? / tú que eres
sin nombre, /que te burlas de otros, /tú que haces versos,
/ ¿que ama, protesta? / ¿y ahora, José?”
El primer verso
de la primera estofa empieza con un cuestionamiento que permeará todo el poema
ganando más fuerza según se repite: “¿Y ahora, José?”. Imponiendo un tono de
pesimismo desde el inicio hasta el final del poema. Carlos Drummond de Andrade,
muestra a un individuo acabado, que ya no tiene esperanzas, pues, ya no le
queda alegría, porque los buenos momentos ya terminaron, para mí, es el hombre
que se mira al espejo y sabe que su cáncer es terminal: “La fiesta acabó”.
Ante el propio
final cualquiera percibe que no hay luz, ni gente, además, en la soledad la noche
es fría ¿y, que es lo que queda? Si por más eminente que cualquiera se crea,
cuando se depara con la muerte, ya no hay futuro y, ¿qué hacer? Experimentar el
sufrimiento, la desilusión y vivenciar su propia angustia.
Drummond
describe a un hombre común, “tú que eres sin nombre”, es la forma en que el poeta lo reconoce como un
hombre corriente, que se aferra a su vida superficial: “ama, protesta”; empero,
Drummond de Andrade descubre que el hombre común que está desahuciado también
es un poeta y dice: “\tú que haces versos”.
Dejando en evidencia, en la primera estrofa que: se muere el poeta, que camina
solo, rumbo a la noche oscura y fría de la muerte.
Segunda estrofa:
“Está sin mujer,
/está sin discurso, /está sin cariño, /ya no puede beber, /ya no puede fumar,
/escupir ya no puede, /la noche enfrío, / el día no vino, / el tranvía no vino,
/la risa no vino, /no vino la utopía /y todo acabó /y todo huyó /y todo enmoheció,
/y ahora, José?”
Mientras experimenta
la desfiguración personal y la destrucción ritual de su ser y de su mundo, está
claro que en algún momento el poeta se quedó sin la mujer que ama y tendrá que
afrontar su más amargo final en soledad: “Está sin mujer /está sin cariño”.
Carente de todo,
ya no quedan palabras: “está sin discurso”.
Asolado por la enfermedad: “/ya no puede beber
/ya no puede fumar, /escupir ya no puede”.
El poeta está
desahuciado y ya no llega a su vida nada que le pueda dar alegría: “/la noche
enfrío, /el día no vino, /el tranvía no vino, /la risa no vino, /no vino la
utopía”.
Drummond tiene claro
que no hay esperanza para el poeta y recuerda que para él “todo acabó /y todo
huyó /y todo enmoheció”, su vida se disuelve.
Tercera estrofa:
“¿Y ahora, José? /Tu dulce palabra, /tu
instante de fiebre, /tu gula y ayuno, /tu biblioteca, /tu mina de oro, /tu
traje de vidrio, /tu incoherencia, /tu odio –y ahora?”
Es en la tercera
estrofa que Drummond de Andrade enumera las características del poeta: “dulce
palabra”,” instante de fiebre”, su bipolaridad “gula y ayuno”, también su “incoherencia
“y “odio” en antagonismo a sus bienes: “\tu biblioteca,” (…). Como nada es
eterno, el poeta tendrá que partir despojado de todo, por eso Carlos Drummond
de Andrade repite tenazmente: “y ahora?”.
Cuarta estrofa:
“Con la llave en
la mano, /quiere abrir la puerta, /no existe puerta; /quiere morir en la mar,
/pero la mar secó; /quiere ir para Minas, /Minas ya no existe. /José, y ahora?”
El poeta (sujeto lírico) demasiado melancólico,
sufriendo la pesadez de su propia existencia, experimenta la angustia de saber
que va morir y no sabe qué hacer, ya que no hay acción posible en el estado en
que se encuentra. Es entonces que, hábilmente, Carlos Drummond de Andrade,
describe que ya no existe un lugar en el mundo para el poeta, tampoco una salida
o un plan. Y Drummond, reconoce la
condición miserable del poeta donde ni la muerte representa un recurso posible
“/quiere morir en la mar, /pero la mar secó;”. José, el
poeta, es obligado a vivir su final, a soportar su dolor, mientras la tensión, el
miedo y las incertezas, crecen.
Minas es el lugar de origen de Carlos Drummond, quien
menciona el lugar para mostrar que ya no es posible regresar al origen. No es
posible que la vida vuelva al principio. Tampoco existe la posibilidad de
refugiarse en el pasado, de volver a la niñez ya que los lugares de antes, no
son iguales, no existen más. Cuando el pasado es un lugar imposible de retornar
para intentar refugiarse, significa que no hay más ilusión, entonces José, el
poeta desahuciado, tiene que enfrentarse a la
angustia de su propio fin.
Quinta estrofa:
“Si tu gritaras,
/si tu gimieras, /si tu tocaras /el vals vienense, /si tu durmieras, /si te
cansaras, /si murieras… /Pero tú no mueres, /¡tú eres duro, José! “
La quinta
estrofa, ante un abanico de posibilidades de una salida, que no se coagula, el
autor reconoce la capacidad de sobrevivencia que tiene el poeta, ya que no
tiene opción de desistir de su propia vida: “Pero tú no mueres, / ¡tú eres
duro, José!”
Sexta estrofa:
“Solo en la oscuridad
/como un bicho del monte, /sin teogonía, /sin pared desnuda /para recostar,
/sin caballo negro /que huya a galope, / ¡marchas, José! /José, ¿a dónde?”[i]
El declino del
sujeto lírico (el poeta) se completa de forma circular en la sexta estrofa. Solo,
sin tener con quien compartir (“Solo en la oscuridad”), alejado de la divinidad
(“sin teogonía”), sin contar con apoyo de nadie (“sin pared desnuda”), sin
medios para salir de la situación (“sin caballo negro”), el final del poeta es
duro, pero aún en circunstancias malas y desesperantes él sigue a tientas, (“¡marchas,
José”) y Drummond termina el poema preguntando: “José, ¿a dónde?”, confirmando
así, la agonía del poeta desahuciado.
© Márcia Batista
Ramos
Es colaboradora de la revista Archivos del Sur
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