El tiempo en Juana de Ibarborou e Idea Vilariño- Federico Rivero Scarani
Su
disfrute por vivir la llevó a crear poemas ricos en imágenes de la Naturaleza.
También le cantó al “amor”, a su búsqueda, por momentos casto y por momentos
eróticos en el estilo. Se ha particularizado más en esta poetisa su temor a la
vejez, (destructora de la belleza), aún más que a la muerte.
Poetiza
sobre lo cotidiana sin caer en lo prosaico, con una sobriedad y elegancia
evitando el lenguaje y florido recargado. Su temática tiende a la exaltación
sentimental de la entrega amorosa, de la maternidad, de la belleza física y de
la naturaleza. Particularizó a sus poemas un erotismo que constituye una de las
vertientes capitales de su producción. En 1929 fue proclamada "Juana de
América" en el Palacio Legislativo del Uruguay, ceremonia que presidió el
poeta "oficial" uruguayo, Juan Zorrilla de San Martín, y que contó
con la participación del ensayista mexicano Alfonso Reyes.
Poco
a poco su poesía se fue despojando del ropaje modernista. En La rosa de los
vientos (1930) se adentró en el vanguardismo, rozando incluso las imágenes
surrealistas. Con Estampas de la Biblia, Loores de Nuestra Señora e Invocación
a san Isidro, todos de 1934, iniciará en cambio un camino hacia la poesía
mística.
El
poema “La hora”, pertenece al libro “Las lenguas de diamantes”, 1919. El tema
del poema es el tan conocido como “Carpe diem”, que significa “aprovecha el
día”, disfrútalo en todo su esplendor…, desde una traducción y perspectiva
connotativa. En la traducción literal de esta expresión se indica lo siguiente:
/carpe/, segunda persona del Modo Imperativo, tercera conjugación: “tú”,
/toma/. /Diem/, acusativo, (objeto Directo) de la Segunda Declinación: /al
día/: la traducción literal, denotativa es: “Toma el día”, [no para hacer un
trámite, o para licencia…]. Este tema viene desde la época de la antigüedad con
poeta latino Horacio. Es por esta razón que está marcado por la repetición de
la anáfora: /ahora/, /hoy/, adverbios de tiempo que indican la fugacidad del
mismo, (hay alrededor de ocho adverbios de tiempo a lo largo del poema). Son
palabras que se repiten y reafirman la idea de no dejar pasar el momento cuando
este es propicio, cuando todavía hay instantes para disfrutarlo, de gozarlo con
todos los sentidos, y con todo el ser, porque el tiempo pasa, [“Fugit
irreparabile Tempus, Horacio], y destruye lo bello y lozano del presente, el
único fin posible es la muerte, terminante, real, e inapelable. Si bien como se
dijo, a la poetisa, en este caso al “yo lírico”, lo que más le duele o preocupa
es la vejez, más que la muerte…
“La
Hora”
Tómame
ahora que aun es temprano
y
que llevo dalias nuevas en la mano.
Tómame
ahora que aun es sombría
esta
taciturna cabellera mía.
Ahora
que tengo la carne olorosa
y
los ojos limpios y la piel de rosa.
Ahora
que calza mi planta ligra
la
sandalia viva de la primavera.
Ahora
que mis labios repica la risa
como
una campana sacudida a prisa.
Después...,
¡ah, yo sé
que
ya nada de eso más tarde tendré!
Que
entonces inútil será tu deseo,
como
ofrenda puesta sobre un mausoleo.
¡Tómame
ahora que aun es temprano
y
que tengo rica de nardos la mano!
Hoy,
y no más tarde. Antes que anochezca
y
se vuelva mustia la corola fresca.
Hoy,
y no mañana. ¡Oh amante! ¿no ves
que
la enredadera crecerá ciprés?
De
acuerdo a lo referido, el poema se titula “La hora”, porque indica el momento,
las circunstancias, para que la amante, desde su “yo lírico”, se lo muestra al
“tú lírico”, en forma imperativa: “Tómame”, y en ocasiones de ruego cuando
“argumenta” sobre las consecuencias, casi con desesperación de quien sabe cuál
es el fin, el único que tenemos todos, la muerte y la vejez. El título se
clasifica como “emblemático” porque hace referencia al Tema tratado en la obra.
La
conciencia del tiempo (tema de la obra literaria), que contiene el poema,
angustia al yo lírico, el cual vive en una sociedad que desprecia o juzga el
placer hipócritamente; es por medio del imperativo del llamado, por la
“exhortación” hacia el “tú”, que la voz lírica repite anafóricamente: “Tómame”,
una invitación al placer sensorial, sensual, erótico. El ‘eros’ se manifiesta
en ese disfrute del momento. Esa época con una moral burguesa que viene desde
el siglo XIX no le permite disfrutar sin la culpa, sin embargo, el yo lírico
apunta a rebelarse, y se atreve a decirle a su amado que es tiempo de disfrutar
casi con un tono algo subversivo, y más viniendo de una mujer:
“Tómame
ahora que aún es temprano
y
que llevo dalias nuevas en mis manos”.
En
estos dos primeros versos se aprecia: el verbo en Modo Imperativo, exhortando,
cumpliendo la Función Apelativa del Lenguaje según Roman Jakobson; dos
adverbios de tiempo: /aún/, /temprano/; y una imagen visual que remite a la
Naturaleza desde una perspectiva metafórica: /dalias/.
Estructura
externa
Esta estructura está formada en dísticos
(estrofas de dos versos). Esta forma, relacionada con las incesantes anáforas
le dan al poema un ritmo ágil y vertiginoso que se vincularía con el contenido
semántico: con la desesperación y la angustia, así como para destacar la
certeza y la resignación. Es de esta manera que el tú lírico comprendería la
importancia del pedido.
Los
versos son veinte con una rima asonante alternada una rima consonante
constituyéndose diez estrofas de dos versos cada una. El poema se divide en dos
partes, a partir de la sexta estrofa y esto se relaciona con la estructura
interna.
Análisis
del contenido
El
yo lírico utiliza permanentemente, además de la anáfora, el paralelismo
sinonímico, (igual estructura gramatical y semántica) “Tómame ahora que aún…”,
“Ahora que tengo…”, “ahora que calza…”, “ahora que en mis labios…”. El
paralelismo va intensificando la pasión de un decir desesperado que “argumenta”
en el verso siguiente: “y que llevo dalias nuevas en las manos”, … “la carne
olorosa / los ojos limpios …”, … mi planta ligera / la sandalia viva de la
primavera”. El uso de esta figura de estilo podrá apreciarse también en el
poema de Idea Vilariño.
La invitación a disfrutar de los sentidos, el
‘Eros’ de la primera parte, es ilustrado con imágenes visuales, olfativas y
auditivas. Esta manera de manejar la sinestesia también se relaciona con los
elementos de la Naturaleza, la cual, como se verá más adelante, en el poema de
Idea Vilariño: “Te estoy llamando”, desaparece en el intrincado tejido del
poema amatorio.
Se puede apreciar una Segunda Parte en “La
hora” de Juana de Ibarbourou.
“Después...
¡Ah, yo sé
que
nada de eso más tarde tendré!”
Aquí
comienza la segunda parte del poema en la que el yo deja ver su angustia por el
tiempo que pasa teniendo la certidumbre de lo que se ha de deparar sino es
concretado el acto de amor. El adverbio de tiempo /Después/, indica fugacidad
temporal, (‘huye irreparablemente el tiempo”, dicebat {decía} Horacio). La
interjección como categoría gramatical carece de significado por si sola, lo
adquiere de acuerdo al contexto en e que aparece. En este caso, su significado
sería de sorpresa, angustia y certeza, ya que luego afirma “argumentando’. El adverbio de tiempo funciona como una
“catáfora” en el más amplio sentido ya que adelanta los hechos y las
consecuencias.
“Que entonces inútil será tu deseo
como
ofrenda puesta sobre un mausoleo”.
Se
apela directamente al tú lírico: “inútil será tu deseo”, el ‘Eros’, lo erótico
y sensual, dará paso al impulso de muerte, el “Thanatos, propio de esta Segunda
parte del poema que comenzó en la estrofa seis. El posible deseo del amado no se
concretará porque el Tiempo habrá de destruir la juventud y la lozanía de la
misma. Una vez más, la comparación del deseo ahora se relaciona directamente
con la muerte, “ofrenda puesta sobre un mausoleo”. La ofrenda, las flores que
se llevan a los muertos es la imagen que metaforiza al “yo lírico”.
Y,
como heredera tanto del Romanticismo como del Modernismo, la Poetisa maneja
estilísticamente los tópicos propios de estas corrientes o escuelas literarias.
Principalmente en el manejo de las imágenes asociadas a la Naturaleza, las
cuales adquieren el carácter de símbolos:
“Hoy,
y no mañana. Oh, amante, ¿no ves
que
la enredadera crecerá ciprés?”
El
poema finaliza con una pregunta retórica dirigida al lector. Está se encuentra
cargada de emotividad, como todo el texto. Los adverbios de tiempo, los más
usados, /Hoy/ y /mañana/, indican la fugacidad del tiempo, tema de la obra, y
que no es nombrado, sino sugerido. En esto radica la riqueza y el don de la
Poesía: en sugerir la palabra y la idea que conlleva, sin nombrarla.
La ‘etopeya’ (rasgos de carácter moral y
psicológico) de la poetisa que se camufla detrás de un “yo lírico’, señalan
hacia el final su “simbiosis” con la imagen de la “enredadera”, vitalidad,
frondosidad, lozanía, abarcadora: y al mismo tiempo en un proceso de
metamorfosis, el yo lírico adquiría la imagen desoladora del “ciprés”, que
simboliza muere dentro del sistema de tópicos del Romanticismo. Concluyendo, la
pregunta retórica impregnada de emotividad, deja un final cerrado puesto que la
conclusión es obvia: el tiempo la terminará matando.
IDEA
VILARIÑO: “Te estoy llamando”
“Amor
desde
la sombra
desde
el dolor
amor
te
estoy llamando
desde
el pozo asfixiante del recuerdo
sin
nada que me sirva ni te espere.
Te
estoy llamando
amor
como
al destino
como
al sueño
a
la paz
te
estoy llamando
con
la voz
con
el cuerpo
con
la vida
con
todo lo que tengo
y
que no tengo
con
desesperación
con
sed
con
llanto
como
si fueras aire
y
yo me ahogara
como
si fueras luz
y
me muriera.
Desde
una noche ciega
desde
olvido
desde
horas cerradas
en
lo solo
sin
lágrimas ni amor
te
estoy llamando
como
a la muerte
amor
como
a la muerte.”
“Te estoy llamando” se encuentra en el libro
Poemas de amor (1949) el cual dedicó a Juan Carlos Onetti con quien tuvo
una relación amorosa y de desencuentros.
Idea Vilariño (1920-2009) fue una poetisa
uruguaya que perteneció a la Generación del 45 donde también se encontraban
personalidades como Mario Benedetti e Ida Vitale. Además, se la conoció por sus
ensayos, traducciones y su labor como docente de Literatura tanto en nivel
secundario como universitario. Para Ángel Rama: “Es ubicada [ ] en la primera
promoción la que denominó “Generación Crítica” que abarca
treinta años de producciones (1939-1969). Su producción poética puede ordenarse
así: “La suplicante” (1945), “Cielo Cielo” (1947), “Paraíso perdido” (1949),
“Por aire sucio” (1950), “Nocturnos” (1955), “Poemas de amor” (1957), “Pobre
Mundo” (1966), “Poesía” (1970), “No” (1980), “Canciones” (1993), “Poesía
1945-1990” (1994), “Poesía completa” (2002).
La
poesía de Idea ha sido estudiada largamente, sobre todo en relación con los
temas de que se ha ocupado a lo largo de su vida: el amor, la muerte, la pérdida,
la soledad, el mundo y los seres humanos más próximos tal como pueden
contemplarse desde la poesía. Ha sido estudiada como una figura relevante en la
literatura uruguaya, y no solo en ella, por el cultivo de un tipo de poesía sin
precedentes en nuestro medio.
En esa lectura se simula el habla de un
modo que permite entender el aporte de la poetisa a lo coloquial en poesía.
Debe destacarse que desde la sencillez de las expresiones nace una nueva manera
de decir conceptos y sentimientos complejos y universales. De antemano puede
entenderse como el recurso del habla como fuente básica de enunciación. Es la
creación de un ámbito de expresión desde el cual puede procesarse todo tipo de
materiales sin pasar por lo académico.
El
título de este poema se clasificaría como un título “emblemático” al
relacionarse semánticamente con el Tema del poema: el llamado a su amado.
La
estructura del poema se compone por una Perífrasis Verbal teniendo al verbo /estar/,
conjugado, más el gerundio /llamando/, lo que da idea de una espera
contante ya que el verbo en presente es apoyado por el “tiempo aspectual” del
gerundio: un presente constante. A su vez el objeto directo: “te” indica al
destinatario o también llamado receptor lírico. El tiempo, como elemento
presente y ausente a la vez, se constituye como un tópico en la obra. Para que
este se convirtiera en un tema, debe reiterarse como “leit motiv” a lo largo de
la producción poética de la autora como un proceso semántico en el sentido que
le atribuyen Ducrot y Todorov.
La
estructura formal está construida por tres estrofas. En la primera de estas, el
vocativo /amor/ se reitera como una anáfora, y el discurso del “yo lírico ’se
dirige a ese amor, a ese “tú lirico” el cual se identifica con la figura del
escritor Juan Carlos Onetti.
El uso del paralelismo sinonímico en la
construcción de los versos se percibe de esta manera:
“desde
ya la sombra
desde
el dolor
amor
te
estoy llamando”
Estos
indican una conciencia de escritura por parte de la poetisa. Aquí es posible
apreciar el aspecto “existencial” del estilo de Idea Vilariño, en el sentido de
llamarlo desde una oscuridad vital y desde un dolor propio del desamparo, de la
ausencia del amado.
La
segunda estrofa es la más extensa y en donde se produce el clímax:
“Te
estoy llamando
amor
como
al destino
como
al sueño
a
la paz
te
estoy llamando”
Los
versos quedan abrazados entre el estribillo o la repetición anafórica. Las
comparaciones que nacen de ese llamado connotan un ‘Eros’ casi similar al de “La
Hora” de Juana de Ibarbourou. En estas comparaciones, que son tres, ya que
la última [como] “a la paz” está de manera elíptica, indican cierta vitalidad
del yo lírico que se mantiene equilibrado a pesar de la desesperación del
llamado.
“te
estoy llamando
con
la voz
con
el cuerpo
con
la vida”
Nuevamente
desde la perspectiva de la forma del poema, el uso del paralelismo sinonímico
refuerza el vigor del yo lírico. Aquí se aprecia la vitalidad, nuevamente el
‘Eros’ en su mayor esplendor, en el sentido de impulso sensual, sexual y vital
de la persona, que luego se trocará por un ‘Thanatos’ irreductible. Lo llama
/con la voz/, es decir con el canto del poema, lo llama /con el cuerpo/, el
aspecto sensual y sexual de una posible relación amorosa que tuvo con Onetti:
/con la vida/, en el esplendor de un futuro posible de haber podido convivir
con su lejano amado: la ausencia depende de una distancia tanto física como
anímica como sostén de los sentimientos.
Es de destacar que la Naturaleza no se
involucra en este poema a diferencia del de Juana de Ibarbourou, en todo caso,
sería una naturaleza sentimental.
Los siguientes versos generan un
“anticlímax” porque el Thanatos comienza a surgir entre los mismos:
“Con
todo lo que tengo / Y que no tengo / Con desesperación/ Con sed / Con llanto /
Como si fueras aire / Y yo me ahogara / Como si fueras luz/ Y me muriera”
Los
verbos en Modo Subjuntivo, además de marcar semánticamente una idea de “deseo”,
en este caso señalan la posibilidad, la hipótesis de que el hecho en cuestión
se concrete.
La
vulnerabilidad, la tristeza, la melancolía tiñen estos versos en los cuales se
llega a un “paroxismo”, una sublimación, por parte del yo lírico. Es decir, que
se manifiesta una exaltación extrema de los afectos y de las pasiones, así
como, un ensalzamiento de un amor no correspondido.
El
Thanatos, esa pulsión que en ella aparece tan marcada, es la que engendra los
significados básicos de su universo poético. Pero en este espacio poético
cimentado en la angustia por la conciencia del límite también hay lugar para el
Eros. Y entonces esta voz nos habla del amor también en forma original. En este
habita la muerte, ese vacío que acompaña la existencia, la vida: “Amor /
desde la sombra / desde el dolor / amor / te estoy llamando / … / te estoy
llamando / como la muerte / amor / como la muerte.” Aún en aquellos poemas
en los que se percibe un alto grado de erotismo se llega al clímax y se
desciende inevitablemente en la ausencia, en el vacío, (una espera que se
acerca a la desesperación y se traduce en un profundo desdén hacia la vida)
Así
tiempo, amor, vida y muerte configuran este universo poético. Y así de este entramado de Eros y Thánatos se
presenta un mundo lírico individual, testimonio de una aguda conciencia
creadora.
El
desencanto se transmuta en un casi escepticismo en donde el yo lírico se
aprecia encerrado en el tiempo por ese amor imposible, una cárcel espiritual de
la que solo puede salir con la muerte: “te estoy llamando / como a la
muerte…”.
(c) Federico Rivero Scarani
Montevideo
Uruguay
Federico Rivero Scarani, (Montevideo-República Oriental del Uruguay), fecha nacimiento: Montevideo, 25/01/1974. Docente de Literatura e Idioma Español egresado del Instituto de Profesores Artigas. Amor, Barniz Gris, (2019), Editorial JustFiction, Letonia y Editorial Rosae, Montevideo – Uruguay. Saltando a nuestro abismo, 2020, Editorial Rosae, Montevideo. Escribió un ensayo sobre el poeta uruguayo Julio Inverso (El lado gótico de la poesía de Julio Inverso) editado por los Anales de la Literatura Hispanoamericana de la Universidad Complutense (Madrid-España), 2005. Colaborador de revistas de Latinoamérica y Europa. Es miembro de la Red Mundial de Escritores en Español, REMES y de autores.uy
BIBLIOGRAFÍA:
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Biblioteca Nacional dirigida por la Profa. Ana Inés Larre Borges
http://bibliotecadigital.bibna.gub.uy:8080/jspui/handle/123456789/30426
Appratto,
Roberto. Revista Biblioteca Nacional “Idea Vilariño y la escritura consciente”
http://bibliotecadigital.bibna.gub.uy:8080/jspui/bitstream/123456789/31513/1/6-idea-vilarino-y-la-escritura-consciente---roberto-appratto.pdf
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Universidad Complutense de Madrid, España, 2006.
https://webs.ucm.es/info/especulo/numero34/ideavila.html
Ducrot,
Oswald. Todorov, Tzvetan. Diccionario enciclopédico de las ciencias del
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Wilfredo, Nuevo diccionario de literatura uruguaya Tomo I, Editorial Banda
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Rama,
Ángel, La generación crítica: 1939-1969. I Panoramas, Editorial Arca,
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