El tiempo en Juana de Ibarborou e Idea Vilariño- Federico Rivero Scarani

 






 (Montevideo)

 Juana de Ibarbourou, (Melo, 1895 – Montevideo, 1980), es considerada una de las voces más personales de la lírica hispanoamericana de principios del siglo XX, así como la de Delmira Agustini. 

Su disfrute por vivir la llevó a crear poemas ricos en imágenes de la Naturaleza. También le cantó al “amor”, a su búsqueda, por momentos casto y por momentos eróticos en el estilo. Se ha particularizado más en esta poetisa su temor a la vejez, (destructora de la belleza), aún más que a la muerte.

Poetiza sobre lo cotidiana sin caer en lo prosaico, con una sobriedad y elegancia evitando el lenguaje y florido recargado. Su temática tiende a la exaltación sentimental de la entrega amorosa, de la maternidad, de la belleza física y de la naturaleza. Particularizó a sus poemas un erotismo que constituye una de las vertientes capitales de su producción. En 1929 fue proclamada "Juana de América" en el Palacio Legislativo del Uruguay, ceremonia que presidió el poeta "oficial" uruguayo, Juan Zorrilla de San Martín, y que contó con la participación del ensayista mexicano Alfonso Reyes.

Poco a poco su poesía se fue despojando del ropaje modernista. En La rosa de los vientos (1930) se adentró en el vanguardismo, rozando incluso las imágenes surrealistas. Con Estampas de la Biblia, Loores de Nuestra Señora e Invocación a san Isidro, todos de 1934, iniciará en cambio un camino hacia la poesía mística.

 

El poema “La hora”, pertenece al libro “Las lenguas de diamantes”, 1919. El tema del poema es el tan conocido como “Carpe diem”, que significa “aprovecha el día”, disfrútalo en todo su esplendor…, desde una traducción y perspectiva connotativa. En la traducción literal de esta expresión se indica lo siguiente: /carpe/, segunda persona del Modo Imperativo, tercera conjugación: “tú”, /toma/. /Diem/, acusativo, (objeto Directo) de la Segunda Declinación: /al día/: la traducción literal, denotativa es: “Toma el día”, [no para hacer un trámite, o para licencia…]. Este tema viene desde la época de la antigüedad con poeta latino Horacio. Es por esta razón que está marcado por la repetición de la anáfora: /ahora/, /hoy/, adverbios de tiempo que indican la fugacidad del mismo, (hay alrededor de ocho adverbios de tiempo a lo largo del poema). Son palabras que se repiten y reafirman la idea de no dejar pasar el momento cuando este es propicio, cuando todavía hay instantes para disfrutarlo, de gozarlo con todos los sentidos, y con todo el ser, porque el tiempo pasa, [“Fugit irreparabile Tempus, Horacio], y destruye lo bello y lozano del presente, el único fin posible es la muerte, terminante, real, e inapelable. Si bien como se dijo, a la poetisa, en este caso al “yo lírico”, lo que más le duele o preocupa es la vejez, más que la muerte…

 

“La Hora”

 

Tómame ahora que aun es temprano

y que llevo dalias nuevas en la mano.

 

Tómame ahora que aun es sombría

esta taciturna cabellera mía.

 

Ahora que tengo la carne olorosa

y los ojos limpios y la piel de rosa.

 

Ahora que calza mi planta ligra

la sandalia viva de la primavera.

 

Ahora que mis labios repica la risa

como una campana sacudida a prisa.

 

Después..., ¡ah, yo sé

que ya nada de eso más tarde tendré!

Que entonces inútil será tu deseo,

como ofrenda puesta sobre un mausoleo.

 

¡Tómame ahora que aun es temprano

y que tengo rica de nardos la mano!

 

Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca

y se vuelva mustia la corola fresca.

 

Hoy, y no mañana. ¡Oh amante! ¿no ves

que la enredadera crecerá ciprés?

 

 

 

De acuerdo a lo referido, el poema se titula “La hora”, porque indica el momento, las circunstancias, para que la amante, desde su “yo lírico”, se lo muestra al “tú lírico”, en forma imperativa: “Tómame”, y en ocasiones de ruego cuando “argumenta” sobre las consecuencias, casi con desesperación de quien sabe cuál es el fin, el único que tenemos todos, la muerte y la vejez. El título se clasifica como “emblemático” porque hace referencia al Tema tratado en la obra.

La conciencia del tiempo (tema de la obra literaria), que contiene el poema, angustia al yo lírico, el cual vive en una sociedad que desprecia o juzga el placer hipócritamente; es por medio del imperativo del llamado, por la “exhortación” hacia el “tú”, que la voz lírica repite anafóricamente: “Tómame”, una invitación al placer sensorial, sensual, erótico. El ‘eros’ se manifiesta en ese disfrute del momento. Esa época con una moral burguesa que viene desde el siglo XIX no le permite disfrutar sin la culpa, sin embargo, el yo lírico apunta a rebelarse, y se atreve a decirle a su amado que es tiempo de disfrutar casi con un tono algo subversivo, y más viniendo de una mujer:

 

“Tómame ahora que aún es temprano

y que llevo dalias nuevas en mis manos”.

 

En estos dos primeros versos se aprecia: el verbo en Modo Imperativo, exhortando, cumpliendo la Función Apelativa del Lenguaje según Roman Jakobson; dos adverbios de tiempo: /aún/, /temprano/; y una imagen visual que remite a la Naturaleza desde una perspectiva metafórica: /dalias/.

Estructura externa

  Esta estructura está formada en dísticos (estrofas de dos versos). Esta forma, relacionada con las incesantes anáforas le dan al poema un ritmo ágil y vertiginoso que se vincularía con el contenido semántico: con la desesperación y la angustia, así como para destacar la certeza y la resignación. Es de esta manera que el tú lírico comprendería la importancia del pedido.

Los versos son veinte con una rima asonante alternada una rima consonante constituyéndose diez estrofas de dos versos cada una. El poema se divide en dos partes, a partir de la sexta estrofa y esto se relaciona con la estructura interna.

 

Análisis del contenido

El yo lírico utiliza permanentemente, además de la anáfora, el paralelismo sinonímico, (igual estructura gramatical y semántica) “Tómame ahora que aún…”, “Ahora que tengo…”, “ahora que calza…”, “ahora que en mis labios…”. El paralelismo va intensificando la pasión de un decir desesperado que “argumenta” en el verso siguiente: “y que llevo dalias nuevas en las manos”, … “la carne olorosa / los ojos limpios …”, … mi planta ligera / la sandalia viva de la primavera”. El uso de esta figura de estilo podrá apreciarse también en el poema de Idea Vilariño.

 La invitación a disfrutar de los sentidos, el ‘Eros’ de la primera parte, es ilustrado con imágenes visuales, olfativas y auditivas. Esta manera de manejar la sinestesia también se relaciona con los elementos de la Naturaleza, la cual, como se verá más adelante, en el poema de Idea Vilariño: “Te estoy llamando”, desaparece en el intrincado tejido del poema amatorio.

   Se puede apreciar una Segunda Parte en “La hora” de Juana de Ibarbourou.

“Después... ¡Ah, yo sé

que nada de eso más tarde tendré!”

 

Aquí comienza la segunda parte del poema en la que el yo deja ver su angustia por el tiempo que pasa teniendo la certidumbre de lo que se ha de deparar sino es concretado el acto de amor. El adverbio de tiempo /Después/, indica fugacidad temporal, (‘huye irreparablemente el tiempo”, dicebat {decía} Horacio). La interjección como categoría gramatical carece de significado por si sola, lo adquiere de acuerdo al contexto en e que aparece. En este caso, su significado sería de sorpresa, angustia y certeza, ya que luego afirma “argumentando’.  El adverbio de tiempo funciona como una “catáfora” en el más amplio sentido ya que adelanta los hechos y las consecuencias.

 “Que entonces inútil será tu deseo

como ofrenda puesta sobre un mausoleo”.

 

Se apela directamente al tú lírico: “inútil será tu deseo”, el ‘Eros’, lo erótico y sensual, dará paso al impulso de muerte, el “Thanatos, propio de esta Segunda parte del poema que comenzó en la estrofa seis. El posible deseo del amado no se concretará porque el Tiempo habrá de destruir la juventud y la lozanía de la misma. Una vez más, la comparación del deseo ahora se relaciona directamente con la muerte, “ofrenda puesta sobre un mausoleo”. La ofrenda, las flores que se llevan a los muertos es la imagen que metaforiza al “yo lírico”.

Y, como heredera tanto del Romanticismo como del Modernismo, la Poetisa maneja estilísticamente los tópicos propios de estas corrientes o escuelas literarias. Principalmente en el manejo de las imágenes asociadas a la Naturaleza, las cuales adquieren el carácter de símbolos:

“Hoy, y no mañana. Oh, amante, ¿no ves

que la enredadera crecerá ciprés?”

 

El poema finaliza con una pregunta retórica dirigida al lector. Está se encuentra cargada de emotividad, como todo el texto. Los adverbios de tiempo, los más usados, /Hoy/ y /mañana/, indican la fugacidad del tiempo, tema de la obra, y que no es nombrado, sino sugerido. En esto radica la riqueza y el don de la Poesía: en sugerir la palabra y la idea que conlleva, sin nombrarla.

   La ‘etopeya’ (rasgos de carácter moral y psicológico) de la poetisa que se camufla detrás de un “yo lírico’, señalan hacia el final su “simbiosis” con la imagen de la “enredadera”, vitalidad, frondosidad, lozanía, abarcadora: y al mismo tiempo en un proceso de metamorfosis, el yo lírico adquiría la imagen desoladora del “ciprés”, que simboliza muere dentro del sistema de tópicos del Romanticismo. Concluyendo, la pregunta retórica impregnada de emotividad, deja un final cerrado puesto que la conclusión es obvia: el tiempo la terminará matando.

 

IDEA VILARIÑO: “Te estoy llamando”

 

“Amor

desde la sombra

desde el dolor

amor

te estoy llamando

desde el pozo asfixiante del recuerdo

sin nada que me sirva ni te espere.

 

Te estoy llamando

amor

como al destino

como al sueño

a la paz

te estoy llamando

con la voz

con el cuerpo

con la vida

con todo lo que tengo

y que no tengo

con desesperación

con sed

con llanto

como si fueras aire

y yo me ahogara

como si fueras luz

y me muriera.

 

Desde una noche ciega

desde olvido

desde horas cerradas

en lo solo

sin lágrimas ni amor

te estoy llamando

como a la muerte

amor

como a la muerte.”

 

   “Te estoy llamando” se encuentra en el libro Poemas de amor (1949) el cual dedicó a Juan Carlos Onetti con quien tuvo una relación amorosa y de desencuentros.

   Idea Vilariño (1920-2009) fue una poetisa uruguaya que perteneció a la Generación del 45 donde también se encontraban personalidades como Mario Benedetti e Ida Vitale. Además, se la conoció por sus ensayos, traducciones y su labor como docente de Literatura tanto en nivel secundario como universitario. Para Ángel Rama: “Es ubicada [ ] en la primera promoción  la que  denominó “Generación Crítica” que abarca treinta años de producciones (1939-1969). Su producción poética puede ordenarse así: “La suplicante” (1945), “Cielo Cielo” (1947), “Paraíso perdido” (1949), “Por aire sucio” (1950), “Nocturnos” (1955), “Poemas de amor” (1957), “Pobre Mundo” (1966), “Poesía” (1970), “No” (1980), “Canciones” (1993), “Poesía 1945-1990” (1994), “Poesía completa” (2002).

La poesía de Idea ha sido estudiada largamente, sobre todo en relación con los temas de que se ha ocupado a lo largo de su vida: el amor, la muerte, la pérdida, la soledad, el mundo y los seres humanos más próximos tal como pueden contemplarse desde la poesía. Ha sido estudiada como una figura relevante en la literatura uruguaya, y no solo en ella, por el cultivo de un tipo de poesía sin precedentes en nuestro medio.

    En esa lectura se simula el habla de un modo que permite entender el aporte de la poetisa a lo coloquial en poesía. Debe destacarse que desde la sencillez de las expresiones nace una nueva manera de decir conceptos y sentimientos complejos y universales. De antemano puede entenderse como el recurso del habla como fuente básica de enunciación. Es la creación de un ámbito de expresión desde el cual puede procesarse todo tipo de materiales sin pasar por lo académico.

El título de este poema se clasificaría como un título “emblemático” al relacionarse semánticamente con el Tema del poema: el llamado a su amado.

La estructura del poema se compone por una Perífrasis Verbal teniendo al verbo /estar/, conjugado, más el gerundio /llamando/, lo que da idea de una espera contante ya que el verbo en presente es apoyado por el “tiempo aspectual” del gerundio: un presente constante. A su vez el objeto directo: “te” indica al destinatario o también llamado receptor lírico. El tiempo, como elemento presente y ausente a la vez, se constituye como un tópico en la obra. Para que este se convirtiera en un tema, debe reiterarse como “leit motiv” a lo largo de la producción poética de la autora como un proceso semántico en el sentido que le atribuyen Ducrot y Todorov.

La estructura formal está construida por tres estrofas. En la primera de estas, el vocativo /amor/ se reitera como una anáfora, y el discurso del “yo lírico ’se dirige a ese amor, a ese “tú lirico” el cual se identifica con la figura del escritor Juan Carlos Onetti.

   El uso del paralelismo sinonímico en la construcción de los versos se percibe de esta manera:

“desde ya la sombra

desde el dolor

amor

te estoy llamando”

Estos indican una conciencia de escritura por parte de la poetisa. Aquí es posible apreciar el aspecto “existencial” del estilo de Idea Vilariño, en el sentido de llamarlo desde una oscuridad vital y desde un dolor propio del desamparo, de la ausencia del amado.

La segunda estrofa es la más extensa y en donde se produce el clímax:

“Te estoy llamando

amor

como al destino

como al sueño

a la paz

te estoy llamando”

Los versos quedan abrazados entre el estribillo o la repetición anafórica. Las comparaciones que nacen de ese llamado connotan un ‘Eros’ casi similar al de “La Hora” de Juana de Ibarbourou. En estas comparaciones, que son tres, ya que la última [como] “a la paz” está de manera elíptica, indican cierta vitalidad del yo lírico que se mantiene equilibrado a pesar de la desesperación del llamado.

“te estoy llamando

con la voz

con el cuerpo

con la vida”

Nuevamente desde la perspectiva de la forma del poema, el uso del paralelismo sinonímico refuerza el vigor del yo lírico. Aquí se aprecia la vitalidad, nuevamente el ‘Eros’ en su mayor esplendor, en el sentido de impulso sensual, sexual y vital de la persona, que luego se trocará por un ‘Thanatos’ irreductible. Lo llama /con la voz/, es decir con el canto del poema, lo llama /con el cuerpo/, el aspecto sensual y sexual de una posible relación amorosa que tuvo con Onetti: /con la vida/, en el esplendor de un futuro posible de haber podido convivir con su lejano amado: la ausencia depende de una distancia tanto física como anímica como sostén de los sentimientos.

   Es de destacar que la Naturaleza no se involucra en este poema a diferencia del de Juana de Ibarbourou, en todo caso, sería una naturaleza sentimental.

    Los siguientes versos generan un “anticlímax” porque el Thanatos comienza a surgir entre los mismos:

“Con todo lo que tengo / Y que no tengo / Con desesperación/ Con sed / Con llanto / Como si fueras aire / Y yo me ahogara / Como si fueras luz/ Y me muriera”

Los verbos en Modo Subjuntivo, además de marcar semánticamente una idea de “deseo”, en este caso señalan la posibilidad, la hipótesis de que el hecho en cuestión se concrete.

La vulnerabilidad, la tristeza, la melancolía tiñen estos versos en los cuales se llega a un “paroxismo”, una sublimación, por parte del yo lírico. Es decir, que se manifiesta una exaltación extrema de los afectos y de las pasiones, así como, un ensalzamiento de un amor no correspondido.

El Thanatos, esa pulsión que en ella aparece tan marcada, es la que engendra los significados básicos de su universo poético. Pero en este espacio poético cimentado en la angustia por la conciencia del límite también hay lugar para el Eros. Y entonces esta voz nos habla del amor también en forma original. En este habita la muerte, ese vacío que acompaña la existencia, la vida: “Amor / desde la sombra / desde el dolor / amor / te estoy llamando / … / te estoy llamando / como la muerte / amor / como la muerte.” Aún en aquellos poemas en los que se percibe un alto grado de erotismo se llega al clímax y se desciende inevitablemente en la ausencia, en el vacío, (una espera que se acerca a la desesperación y se traduce en un profundo desdén hacia la vida)

Así tiempo, amor, vida y muerte configuran este universo poético.  Y así de este entramado de Eros y Thánatos se presenta un mundo lírico individual, testimonio de una aguda conciencia creadora.

El desencanto se transmuta en un casi escepticismo en donde el yo lírico se aprecia encerrado en el tiempo por ese amor imposible, una cárcel espiritual de la que solo puede salir con la muerte: “te estoy llamando / como a la muerte…”.

(c) Federico Rivero Scarani

Montevideo

Uruguay

Federico Rivero Scarani, (Montevideo-República Oriental del Uruguay), fecha nacimiento: Montevideo, 25/01/1974. Docente de Literatura e Idioma Español egresado del Instituto de Profesores Artigas. Amor, Barniz Gris, (2019), Editorial JustFiction, Letonia y Editorial Rosae, Montevideo – Uruguay. Saltando a nuestro abismo, 2020, Editorial Rosae, Montevideo. Escribió un ensayo sobre el poeta uruguayo Julio Inverso (El lado gótico de la poesía de Julio Inverso) editado por los Anales de la Literatura Hispanoamericana de la Universidad Complutense (Madrid-España), 2005. Colaborador de revistas de Latinoamérica y Europa. Es miembro de la Red Mundial de Escritores en Español, REMES y de autores.uy

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

Revista Biblioteca Nacional dirigida por la Profa. Ana Inés Larre Borges

http://bibliotecadigital.bibna.gub.uy:8080/jspui/handle/123456789/30426

Appratto, Roberto. Revista Biblioteca Nacional “Idea Vilariño y la escritura consciente” http://bibliotecadigital.bibna.gub.uy:8080/jspui/bitstream/123456789/31513/1/6-idea-vilarino-y-la-escritura-consciente---roberto-appratto.pdf

Casales, Fernando. Idea Vilariño: Eros y Tanathos Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid, España, 2006.

https://webs.ucm.es/info/especulo/numero34/ideavila.html

 

Ducrot, Oswald. Todorov, Tzvetan. Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje. Siglo Veintiuno Editores. Madrid. 1987.

Penco, Wilfredo, Nuevo diccionario de literatura uruguaya Tomo I, Editorial Banda Oriental, Montevideo, 2001.

Rama, Ángel, La generación crítica: 1939-1969. I Panoramas, Editorial Arca, Montevideo, 1972.



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