Vida y aventuras de Astrid Lindgren - Tercera y última parte por Javier Claure C.

Astrid Lindgren
Astrid Lindgren conversando con el ex Primer Ministro sueco Ingvar Carlsson.




(Estocolmo) Javier Claure C.
                                     
                                                     
Volviendo al tema de su infancia, Astrid Lindgren creció en un ambiente en donde reinaba mucho amor. Este estado de armonía y la educación que recibió contribuyeron, sin duda alguna, a su desarrollo y a potenciar su gran capacidad de expresión. No obstante, una vez confesó: “Cuando tenía 3 o 4 años, recuerdo que mi madre se puso un poco grosera, y me escapé al baño que había fuera de la casa. Allí permanecí poco tiempo y cuando volví adentro me di cuenta que mis hermanos habían recibido caramelos. Consideraba que era un hecho injusto y enojada di una patada en dirección donde se encontraba mi madre. Luego me llevó a una sala y me dio una paliza”. Pero este hecho no melló la personalidad de Lindgren, porque en sus cuentos no se atisban palizas a los niños. Al contrario, toma partido por ellos y los defiende con todo su corazón. De este modo, valora la libertad del niño, su personalidad y la cotidianidad del mundo infantil. Lo que más bien marcó el fuero interno de Lindgren, es haber visto, en su infancia, injusticias cometidas contra niños que venían de una clase social pobre. Fue testigo de aquella pedagogía negra de la época. Recordaba, con mucha amargura, a ciertos niños que recibieron maltratos, por parte del profesor, en frente de toda la clase.
En las narraciones de Astrid Lindgren hay contradicciones. Los personajes son de apariencias y conductas opuestas. Existen escenas, como en el caso de Pippi, en donde la protagonista es una niña independiente y sin familia que vive con sus propias reglas. Lucha contra todo lo que es autoritario. En otros cuentos hay escenas de niños disciplinados que están sujetos al control de la familia y siguen una vida escolar. Mientras que en algunas obras, la muerte está presente como advertencia de lo vulnerable que somos los humanos. Quizá esa desesperación y angustia que Lindgren sintió durante la Segunda Guerra Mundial, fue cristalizada en “Mío, mi pequeño mío” y en “Los hermanos Corazón de León”. Además, nadie vive en el paraíso el resto de su vida, solamente por haber tenido una infancia feliz. Lindgren también pasó por momentos difíciles. Dejar a su hijo, en Dinamarca, contra su voluntad, le partía el corazón. Su ser estaba rodeado de zozobras y la escritura fue un perfecto refugio. Cuando escribo me olvido de las penas, decía a sus amigas. Empero, nunca escribió para los adultos, porque consideraba que carecían de fantasía, o al menos eran dotados de una fantasía limitada. Por eso mismo llevaba una niña traviesa e insurgente en sus adentros. No aceptaba, del todo, la adolescencia y menos la vida adulta, ya que le ponía frenos a sus actos. Sentía nostalgia por esos tiempos inocentes cuando jugaba en los bosques, o cuando se reunía con sus amiguitos del colegio. Y, como resultado de ello, recuerda ambientes, olores, paisajes, personajes, lugares y detalles.

Por otro lado, en algunos cuentos, como por ejemplo en “Ronja, la hija del bandolero” y en “Mío, mi pequeño mío”, muestra algunas miserias humanas: el odio entre dos clanes y a un niño desatendido por sus padres adoptivos. Lindgren sabía que teníamos que llorar varias veces, para luego reír con firmeza. Y tuvo la gran virtud de acercarse a los niños con mucha fantasía, amor y respeto. Desde su primer libro, el niño comprende que tiene una amiga que le quiere  y, además, le da la razón. Entonces los lectores de corta edad, y los adultos que leen, como intermediarios, las obras de Lindgren; difícilmente podrán olvidar los nobles sentimientos de esa mujer rodeada eternamente con alma de niña.
Lindgren fue una escritora que supo ponerse a la altura de los niños, y gracias a su fina sensibilidad y experiencia de juegos infantiles; se convierte en una maga para crear situaciones que cualquier niño o niña quisiera realizarlas. Ella supo perfectamente cómo cargar las palabras con una fuerte dosis de humorismo; siendo el mejor regalo para los pequeños lectores. Estaba convencida de que sus cuentos llegarían con gran entusiasmo a sus destinatarios. Y pues las aventuras narradas, en sus libros, mantienen encendida la antorcha de la curiosidad infantil. En esas fantasías se sumerge el niño cuando escucha las voces de los personajes, y así empieza a descubrir situaciones placenteras, por lo demás, necesarias para el desarrollo de los niños.
Es justo señalar que muchas obras basadas en los cuentos de Lindgren, han sido presentadas en el teatro en Suecia, en Escandinavia, en Estados Unidos y en muchos países europeos. Su fama creció enormemente cuando se hicieron películas y series de televisión inspiradas en sus libros. El cineasta sueco, Olle Hellbom, fue el encargado de producir 17 películas que, con el pasar de los años, se han convertido en clásicas de la cinematografía infantil sueca.  A lo largo del tiempo, la Editorial Rabén & Sjögren, donde trabajaba Lindgren, fue la Editorial que reeditó los libros de esta escritora, cuyas obras perduran en todos los rincones del mundo.
En resumidas cuentas, la autora de “Pippi Calzaslargas” nunca perdió las riendas de su destino. Conoció a la perfección el mundo de los niños y comprendió, en toda su esencia, la psicología de los pequeños. Lindgren escribía con un estilo particular y poseía un lenguaje ingenioso. A veces, se inventaba palabras o utilizaba modismos y expresiones suecas típicas que escuchó en su niñez, lo que sin duda alguna son difíciles de traducir a otro idioma.
Por último, los libros de Astrid Lindgren detienen el tiempo del reloj, y están impregnados de ciertas dualidades latentes en nuestro existir: la vida y la muerte, el bien y el mal, el llanto y la alegría, lo feo y lo bello.

(c) Javier Claure C. *
Estocolmo

Bibliografía

Edström, Vivi: Astrid Lindgren y la fogata (Astrid Lindgren och lägerelden). Estocolmo, 1992.
Hagerfors, Ana Maria: Astrid del siglo (Århundradets Astrid). Estocolmo, 2002.
Johansson, Anna Karin: Astrid en Estocolmo (Astrid i Stockholm). Estocolmo, 2012.
Kvint, Kerstin:  Astrid en el ancho mundo (Astrid i vida världen). Estocolmo, 1997.
Lindgren, Astrid: Pippi Calzaslargas (Pippi långstrump). Estocolmo, 2005.
Lindgren, Astrid: Pippi se embarca (Pippi går ombord). Estocolmo, 2005.
Lindgren, Astrid: Pippi en los mares del sur (Pippi i söderhavet). Estocolmo, 2007.
Lindgren, Astrid: Los niños de Bullerby (Barnen i Bullerbyn). Estocolmo, 2010.
Lindgren, Astrid: Más sobre los niños de Bullerby (Mer om oss barnen i Bullerbyn). Estocolmo, 2003.
Lindgren, Astrid: Es divertido en Bullerby (Bara roligt i Bullerbyn). Estocolmo, 2003.
Lindgren, Astrid: Miguel el travieso (Emil i Lönneberga). Estocolmo, 1970.
Lindgren, Astrid: Nuevas aventuras de Miguel (Nya hyss av Emil i Lönneberga). Estocolmo, 1969.
Lindgren, Astrid: Otra vez Miguel (Än lever Emil i Lönneberga). Estocolmo, 2013.
Lindgren, Astrid: Mío, mi pequeño mío (Mio, mi Mio). Barcelona, 1990.
Lindgren, Astrid: Los hermanos Corazón de León (Bröderna lejonhjärta). Estocolmo, 2013.
Lindgren, Astrid: Ronja, la hija del bandolero (Ronja rövardotter). Estocolmo, 1982.
Lundqvist, Ulla: Los niños del siglo (Århundradets barn). Malmö, 1979.
Strömstedt, Margareta: Astrid Lindgren, una biografía (Astrid Lindgren, en biografi). Estocolmo, 2003.
Strömstedt, Margareta, Norman Jan Hugo: Mi Småland (Mitt Småland). Estocolmo, 1987.
Törnquist Verschuur, Rita: La Astrid que yo recuerdo (Den Astrid jag minns). Estocolmo, 2011.

imágenes:

Astrid Lindgren conversando con el ex Primer Ministro sueco Ingvar Carlsson.

Astrid Lindgren (1907-2002)

texto e imágenes enviadas por Javier Claure C. para su publicación en la revista Archivos del Sur

*Javier Claure C. es un escritor boliviano radicado en Suecia

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